Psicología del S. XXI

La gran preocupación del ser humano de hoy es vivir el mayor tiempo posible sano física y mentalmente; aspira a conocerse más a sí mismo, y gracias a la psicología esto es hoy en día posible. La psicología debe estar preparada para implementar impresionantes cambios en el ámbito científico, incluyendo sus implicaciones éticas, y preparar a los seres humanos para una nueva forma de vivir, donde lo único cierto será la incertidumbre y lo más seguro es que nada sea seguro.
La amarga experiencia de la Primera Guerra Mundial no dejó muchas dudas en torno a la importancia de los eventos traumáticos en la etiología de la patología psiquiátrica, tornando difusa aquella línea divisoria entre normales y enfermos que la teoría de la degeneración había delimitado en forma bastante precisa durante la segunda mitad del siglo XIX. La neurosis de guerra demostró para muchos que cualquier persona normal podía perder la cordura si el estrés padecido era lo suficientemente intenso, y esto fue un respaldo para las corrientes psicológicas, incluyendo al todavía joven movimiento psicoanalítico, históricamente rivales de las biológicas. El impacto que tuvo la Gran Guerra en la psiquiatría de aquel entonces: “La Guerra Mundial ha posibilitado a la psiquiatría oportunidades sin precedentes para obtener grandes progresos. El movimiento por la higiene mental está desarrollando una dirección, organización y fuerza. Los psiquiatras ya no limitan sus actividades a los muros de las instituciones para enfermos mentales, sino que están constantemente organizando conexiones con los hospitales generales, escuelas, organizaciones caritativas, tribunales de Justicia, instituciones penitenciarias, etc.”
La terapia EMDR más efectiva para el tratamiento del TEPT “El método EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento de Situaciones Traumáticas), es un método innovador y uno de los más poderosos instrumentos terapéuticos que proporciona la psicología en la actualidad, se trata de una valiosa herramienta de psicoterapia para resolver el trauma y la ansiedad.” Inicialmente se utilizó para casos de Estrés Postraumático, casos de violencia, violación y víctimas de guerra. Actualmente la terapia EMDR se está utilizando por miles de psicólogos y terapeutas en el mundo no sólo con víctimas de violencia o de guerra sino, también, en un amplio espectro de problemas psicológicos, pudiendo ser útil solo o en combinación con otras intervenciones terapéuticas. Las experiencias y vivencias que nos han sucedido y que no hemos logrado superar o que aún nos hacen daño, son recuerdos que se guardan en nuestro cerebro de un modo patológico y que explican la mayoría de los problemas psicológicos. Estos recuerdos mal guardados nos pueden llevar a sentir: “No me quieren; No valgo; No puedo tener éxito; Me van a abandonar”. Así, víctima de las emociones negativas, nos vemos avocados a actuar de un modo destructivo e impedidos para lograr lo que nos gustaría y conseguir nuestros objetivos. El psicólogo utiliza EMDR para acceder a esos recuerdos y procesarlos de un modo saludable permitiendo la resolución de los conflictos psicológicos actuales. El trauma congela los recuerdos en las redes cerebrales a nivel neuroquímico. Hay partes de nuestro cerebro que poseen redes llenas de contenido guardado de forma neuroquímicamente disfuncional. Esta partes “congeladas” no se comunican con las partes funcionales, son sucesos o experiencias “mal digeridas” que nos causan problemas en nuestro presente y en nuestro futuro, al percibir las experiencias que nos vayan sucediendo a partir del trauma del mismo modo disfuncional. Lo que va a ayudar a sanar esos recuerdos es justamente la posibilidad de reprocesar e integrar adaptativamente el contenido de ellos. Es lo que hacen las Terapias de Reprocesamiento, como la terapia EMDR. Crean nuevas conexiones cerebrales que permiten el surgimiento de nuevas informaciones, sensaciones e interpretaciones más sanas y transforman los recuerdos traumáticos en nuevas percepciones resolutivas. Con la terapia EMDR conseguimos que la información se integre de una forma saludable y no permanezca, “en compartimentos separados” en nuestro cerebro. En el TEPT lo central es el trauma psíquico; es decir, el impacto emocional de un determinado suceso capaz de provocar una serie de manifestaciones físicas y psicológicas.

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